“La imaginación es el ojo del alma”

Petrus Jacobus Joubert (1831 – 1900)



domingo, 13 de marzo de 2022

NUEVOS HORIZONTES
(CON REFLEXIONES PARA PERSONAS ALTAMENTE SENSIBLES -PAS-)


"Mientras tratamos de enseñarles a nuestros hijos
todo sobre la vida,
nuestros hijos nos enseñan de qué trata la vida"

Ángela Schwindt

"Los grandes bailarines no son grandes por su técnica,
son grandes por su pasión"

Marta Graham (1894 – 1991)


En esta vida, nuestra alma puede abrir puertas que dan paso a vivencias y estados de ánimo de una increíble belleza. Son tales que, si nos quedamos deslumbrados, y evitamos ser arrastrados por el tsunami de emociones que provocan, podemos llegar a perder el equilibrio y el control de nuestra vida. Es algo que resulta muy difícil de explicar, pero lo intentaré en este artículo. Supongo que todo puede llegar a ser tan desequilibrador debido a que esas puertas dan paso a universos que están en otra dimensión. Y se trata de dimensiones que solo puede atravesar el alma con su riqueza emocional, pues el cuerpo y la mente solo abarcan el mundo material y racional (que, por otro lado, la mente puede llegar a interpretar y gestionar pesimamente, según he podido comprobar). Estoy convencido de que hay dimensiones y estados emocionales a los que solo se puede acceder espiritualmente. Y se trate de una experiencia real o inexplicablemente sugestionada, su sola vivencia nos puede llevar a experimentar sensaciones jamás vividas.

Fruto de las experiencias vividas en estos últimos años y de las profundas reflexiones de estos últimos meses me planteo dos aspiraciones que asumo como irrenunciables para mí. ¿Por qué irrenunciables? Porque en esta vida podemos llegar a tener experiencias tan transformadoras que ya no nos sirve seguir siendo los mismos que éramos. El antiguo sentido de la vida deja de valernos, y después de una transición indagadora se llega a concebir la vida sobre postulados renovados que vuelven a darle sentido a nuestra existencia, con los cuales podemos afrontar nuevamente la vida en la confianza de que merece la pena ser vivida. Y lo digo muy claramente: el ser humano sin un sentido de vida se convierte en un robot, en un ser de movimientos programados y compulsivos que no tiene entidad propia. ¿Qué somos? ¿Qué queremos ser?


David de Miguel Ángel (sección)


La primera de esas dos aspiraciones me lleva a dar prioridad a mi alma de niño. Es decir, a vivir la innata esencia de mi alma, de mi emocionalidad, de mis valores y, en general, de mi ser. Esto supone poner mi mente al servicio de mi alma en lugar de dejar que mi mente dirija mi vida después de arrinconar o anular a mi alma, como tantas veces ocurre en nuestra sociedad y cultura actuales, donde prima la materialidad, el consumo compulsivo, la competitividad más irracional y las apariencias. Y aclaro que no se trata de ser niños, sino de acercarnos a la vida con el sano espíritu de la niñez, sin dejar de ser responsables de nuestros actos. Es muy diferente…

De esta manera, cualquier niño (cuya mente está aún poco desarrollada y es, por tanto, todo alma) podrá disfrutar de lo mejor de mí sin esfuerzo, y cualquier adulto que se acerque con su alma de niño, también. Quien no se acerque así podrá disfrutar de mi racionalidad de adulto, pero no de mi más íntima, sincera y bella sensibilidad. Y ocurre exactamente lo mismo para cualquier otra persona especialmente sensible que no tenga miedo a ser dañada, ya que el miedo levanta barreras (creadas por la mente) para evitar el dolor del individuo. Barreras que suponen de hecho una renuncia a vivir.

La segunda aspiración se fundamenta en que nada llega a ser realmente bello si no se afronta con sana ilusión e impulsiva pasión, referido al total de la vida. Me temo que si sentimos que le falta algo a nuestra vida, se trate de pasión e ilusión, pero no me refiero a las pasiones mundanas, causa de nuestros mayores daños mentales y emocionales. Hablo de la pasión de vivir todo y, en especial, pasión de amor. Solo la pasión abre las puertas a nuestra alma, algo que me temo que es muy desconocido en nuestra sociedad. Aunque no suele ser el caso de las personas altamente sensibles (las PAS, en terminología de Elaine N. Aron, la primera psicóloga que empezó a estudiar las características y circunstancias de este tipo de personas, entre las que me encuentro). Más adelante hago una especial consideración para el bienestar y la paz de las personas especialmente sensibles.


David de Miguel Ángel (sección)


¿Por qué formulo estas dos aspiraciones unidas? Porque se necesitan mutuamente. Sin un propósito de pasión, sin una clara apuesta por la ilusión, es imposible sintonizar con la magia, los secretos y las maravillosas posibilidades de la niñez. Pero resulta imposible apasionarse si no se afronta la vida con el sano espíritu de la niñez. Hablo de bondad, de entrega, de ingenuidad, de sincero amor, de inocencia…

Y quiero aclarar algo. Hay personas que encuentran refugio en las corrientes de pensamiento estoicas y en las filosofías orientales (que suelen ser, en mi opinión, mal interpretadas), en las que se acepta la limitación de la propia personalidad con el fin de evitar el dolor que producen las numerosas dificultades y reveses que sufrimos en la vida. Renunciar a vivir(nos) tal como somos, con nuestros innatos impulsos, nunca es una solución. La solución siempre es fortalecer nuestro espíritu sin dejar de ejercer de nosotros mismos. La solución es poner nuestro granito de arena para construir un mundo mejor. El pragmatismo y la renuncia es una triste solución que puede suponer pagar un precio muy elevado en comparación con lo que nos aporta.

Siguiendo estos sencillos postulados más arriba expuestos, me acerco a cada persona buscando su alma y su pasión. O buscando su sensibilidad, porque el alma sensible tiene un alto potencial de apasionarse y tener experiencias realmente especiales. Me pregunto cuántas personas se están perdiendo experiencias realmente bellas por el simple hecho de que no son conscientes del potencial que tiene su alma… su ser. O por miedo a ejercer de sí mismos. El horizonte solo lo podemos ver cuando levantamos la mirada al infinito, cuando nos dejamos llevar por nuestra alma y nuestra mente se abre para descubrir y para facilitarnos formar parte del universo. ¡Participando! No solo observando. Debo de reconocer que he tardado toda una vida en aprender esto, a pesar de la curiosidad que mantiene mi mente abierta y de mi inquieto espíritu, siempre inconformista.

Por último, un mensaje especial para las personas especialmente sensibles (PAS). Quien crea tener una sensibilidad que no sienta suficientemente correspondida, o quien haya recibido el comentario de que es muy sensible (normalmente negativo, aunque ser muy sensible realmente es mucho más positivo que negativo) le animo a que tantee las posibilidades que le puede ofrecer esas dos alternativas que he comentado anteriormente: vivir con su alma de niño (especialmente entre seres sensibles), y entregarse a ellas con pasión. Las experiencias que se vivan pueden llegar a ser inolvidables. Y, por supuesto, no hay que dejar de ser prudentes, que no todo el mundo se acerca con buena voluntad, pero tampoco hay que dejarse dominar por el miedo, pues el miedo es el principal obstáculo para ser uno mismo (y realizarse como persona) y para vivir la vida con plenitud. Como tantas veces he dicho: Prudencia, sí. Miedo, no.

Tal vez haya que intentar otras posibilidades cuando las que practicamos no nos llenan… Y por probar, o intentarlo, nada se pierde.


“La imaginación es el ojo del alma”

Petrus Jacobus Joubert (1831 – 1900)

“Si tienes la suerte de encontrar una forma de vida que amas,
tienes que encontrar el valor para vivirla”

John Irving (1942 - …)


Emilio Muñoz
Abre tus ojos...

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