“La imaginación es el ojo del alma”

Petrus Jacobus Joubert (1831 – 1900)



miércoles, 23 de febrero de 2022

UN ALEGATO POR LA PASIÓN EN LA VIDA (UNA ACLARACIÓN)


“Para preparar algo especial, sólo hay que creer que es especial”
Mr. Ping, “Kung Fu Panda”

“No hay un ingrediente secreto, sólo eres tú”
Po, “Kung Fu Panda”


Photo by Senjuti Kundu on Unsplash
Porque esta entrada está solo para aclarar la reflexión que hago en el poema “Allá donde la pasión…” en el blog "Tu eres el mar...", para evitar interpretaciones que no coinciden con lo que he querido expresar. Y también para hacer un alegato por la pasión, por el indispensable papel que la pasión debe jugar en la vida del ser humano. Hoy lo digo claramente: sin pasión, renunciamos a la vida. Y lo explico a continuación.

En el mencionado poema vengo a decir (aunque no de forma clara) que el ser humano adulto está lleno de barreras de todo tipo, mentales y emocionales. Barreras de las que solo una minoría se libra

A diferencia de los niños, pura simplicidad (para bien y / o para menos bien), los adultos nos vamos cargando de rigideces y barreras que nos hacen perder mucha flexibilidad a la hora de razonar, de comprender y de ser sensibles, tanto en lo referido a los pensamientos como a las emociones. Esto afecta muy negativamente a todo tipo de relaciones humanas, como afecta a nuestra capacidad para disfrutar de la vida.

¿Cuáles son las rigideces y las barreras que veo? Muy numerosas. Por nombrar algunas de ellas hablaré de nuestra dificultad para escuchar, de nuestro desprecio por entender lo que se nos dice, de nuestra defensa acrítica y a ultranza de nuestras posiciones… Con éstas, y otras muchas, devaluamos nuestra capacidad para empatizar con otros seres humanos. Además de terminar siendo injustos, alejamos a otros seres humanos. ¡Y nos amargamos la vida!

Photo by Ben White on Unsplash
Pero son las rigideces y las barreras emocionales las más nocivas, con diferencia: el egoísmo, los prejuicios, los dogmatismos, la insensibilidad, los complejos, el sentimiento de culpa… Y mención especial para el miedo, la inexpugnable barrera que hace que nos aislemos emocionalmente del mundo para evitar sufrimiento. No nos damos cuenta de que evitamos un mal creando otro. Y también mencionaré de forma especial la resignación, esa facilidad con la que tiramos nuestra bandera, nuestros valores, nuestros ideales, nuestra vocación. Y con ello tiramos a la basura nuestra inocencia, nuestra sensibilidad, nuestra ternura, nuestra dulzura, nuestra capacidad de amar ¡y de ser amados!

En el poema que cito más arriba hago un alegato por la pasión. Y lo hago porque solo viviendo con pasión somos capaces de romper nuestras rigideces y de derribar las innumerables barreras que construimos a nuestro alrededor. Nuestra mente de supervivientes, que ha perdido el norte, nos protege de mil y un riesgos y nos llena de barreras que, al final, matan nuestra verdadera esencia y nuestra auténtica naturaleza.

Photo by MI PHAM on Unsplash
Solo nuestras ansias de vivir, nuestro inequívoco compromiso con la vida (propia y ajena), nuestro ardiente deseo de ser nosotros mismos, nuestro pasión por amar y por disfrutar de todo aquello que nos atrae (belleza, actividades, personas…) nos permite que derribemos esas inexpugnables murallas y dejemos que la luz del sol y el aire puro entren en nuestra vida. Solo de esta manera podemos plantearnos tener relaciones humanas verdaderamente humanas: gratas y enriquecedoras, intelectual y emocionalmente.

Lo digo muy claro: o derrumbamos esas malditas barreras, o estamos condenados a vivir muertos. En esto, la lección nos la dan los niños, que nos ganan por goleada. Solo la pasión, la ilusión y el entusiasmo, pueden llenarnos de tales ganas de vivir y de tales inquietudes que nos permitan derribar rigideces y barreras.

Y además, hagámonos un favor: mandemos a paseo, de una vez y por todas, esa idea caduca, pacata y nociva de que la pasión es sinónimo de exceso. La pasión es, ante todo, sinónimo de vida, de belleza, de alegría y de amor. Todo ello condimentado con toneladas de entusiasmo.

Y hablando de entusiasmo: si quieres mi entusiasmo, aliméntalo con el tuyo. O lo perderás…

Por cierto, ¿cuánto hace que no te ríes como esos niños de las fotos…?


Emilio Muñoz
Abre tus ojos...

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)




OSTEL - Stay

Estoy tan lejos de ti…
Puedo verte allí parado
Yo tenía razón sobre el final.
Cierra la puerta y vete a la cama.
Esta noche solo cierra los ojos,
Incluso si no es suficiente,
me encontrarás en tus sueños
Todo bien, solo soy yo,
así que no te vayas y quédate aquí.
No puedes ver lo que yo puedo ver.
Encuéntrame en el resplandor.
Y déjame aferrarme a ti.
Dime que estarás bien,
incluso cuando pierdas la cabeza.
Déjalo todo en el cielo,
Todavía sigo buscando la señal.
Puedo ver las luces brillantes
Apenas puedo mantenerme en pie.
Ahora tengo que alejarme.
Ojalá pudiera…
Ojalá pudiera
quedarme
en casa

9 comentarios:

  1. Muy buena aclaración, te leo y reflexiono ante tan sinceras y ciertas palabras, yo si me he reído como esos niños de las fotos, tengo a mi lado desde muchos años a un gran amigo que siempre me hace reír, es mi marido, lo conocí cuando éramos niños y llevamos 40 años juntos.... Saludos amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuánto me alegro, Sandra, y te lo digo de corazón!!! Me alegro de que tengas un buen compañero de vida y de que no te hayas olvidado de reír como ríen los niños. Una bendición...

      Muchas gracias y un fuerte, fuerte abrazo, amiga!!!

      Eliminar
  2. Hola Emilio, he leído con mucha atención tu aclaración. Creo que la vida tiene complejidades que nos hacen ser de una u otra forma, protegernos en la medida que podemos, de las agresiones, de los malos ratos, de las decepciones que nunca faltan y por supuesto, de las relaciones de pareja inconvenientes que no nos permiten relajarnos y estar contentos.

    Creo que todo tiene un equilibrio, es decir, yo puedo ser muy auténtica, muy noble, muy generosa, muy amable, muy empática, muy comunicativa y al mismo tiempo, ser intuitiva y hábil para estar siempre alerta y no dejar que entren a mi realidad personas tóxicas que tan solo alterarían mi ánimo y entorpecerían mi buen fluir por la vida. Obviamente yo no voy a castigar mi crecimiento, mi conexión con el universo, mi creatividad, mi autoconocimiento, mi comunión con mi pasión y el abrazo amoroso con cada día nuevo que agradezco, pero tampoco voy a ser con todo el mundo exactamente igual. Uno necesita -al menos yo- conocer, intercambiar y luego confiar, poco a poco. Ser, abrirse y donarse, y después ojalá amar, de verdad, amar. No es lo mismo con un hijo, por ejemplo, que uno lo ama antes de verlo y sentirlo, y lo seguirá amando siempre, haga lo que haga.

    A mí me parece que el ser humano tiene una dinámica perfecta que es como un oleaje. Primero siendo niño, luego adulto y luego volviendo a ser como un niño, pero uno experimentado, con mayores recursos físicos y emocionales para continuar su camino sin excesivas y sobrantes batallas y heridas. Siempre habrán unas pocas, pero las justas, necesarias e inevitables.

    Bueno amigo, fue un gusto conocer este otro blog tuyo, y seguro continuaremos conversando en otra agradable ocasión. Un gran abrazo, que tengas un lindo día. Paty

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como bien dices, la vida tiene sus complejidades. Y nosotros tenemos nuestras diferentes personalidades y experiencias. Eso marca nuestro devenir, y las dificultades jamás faltan.

      Al fina, de lo que se trata es de que consigamos ser nosotros mismos, sin renunciar a nuestra vocación y a nuestras inquietudes e impulsos, desarrollarnos emocionalmente pleno y sanos, superar las dificultades con buen tono y no renunciar a vivir nuestra vida. Y es aquí donde cada ser tenemos nuestra forma de reaccionar. Y, por desgracia, creo que los adultos olvidamos muchas veces lo importante. Y por eso, un regreso a los principios básicos de la niñez es sanador, porque nos vuelve a centrar en lo que puede hacernos felices y reír. Por supuesto no volvemos para ser niños, que es imposible. Volvemos para recuperar lo más valioso para nuestra vida.

      Y te digo más: si hiciéramos más a menudo ese viaje a la niñez, además de ser más felices, haríamos que este mundo fuera un lugar mucho mejor donde vivir. El dolor que se genera cada día en este mundo es un fiel reflejo de la amargura que llevamos dentro los adultos.

      Tu hablas de tus estrategias para protegerte, de los contextos en los cuales te abres y te entregas confiada. Perfecto!!! Por supuesto que hay que evitar riesgos inútiles y cualquier daño.

      Paty!!! Es un placer poder tener esta charla, que te extiendas mucho, que expongas tan abiertamente lo que piensas, que me des la oportunidad de enriquecerme con tus ideas y tus experiencias. Gracias de todo corazón!!!

      Y me alegrará que podamos charlar mucho más...

      Y un enorme abrazo!!!

      Eliminar
  3. Pues aquí he venido a leer tu reflexión Yo he pasado mucho tiempo sin reírme como esos niños, pero desde hace unos meses, la risa y la sonrisa han vuelto a mí de manera inesperada, ha sido un regalo divino...

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues eres cálidamente recibida aquí, Inma. Y si vienes llena de sonrisas, además me llenas de alegría y agradecimiento.

      Y bendito ese regalo divino!!! Regalar risas y sonrisas es como regalar flores, cierto???

      Un enorme abrazo!!!

      Eliminar
  4. Leí todo una y otra vez, para comprenderlo bien… y pienso muy parecido a Paty. Aunque yo hago mis “diferencias”… ejemplo: conocés a alguien, por motivo “x” llama tu atención, te gusta, provocó algo en ti y lo “sigues”: instinto… eso se profundiza, hay química (de alma y, a veces, también de piel), sintonía y sincronía, y todo es fuego y apuro y ganas y ansias: pasión… y esto también, en el mejor de los casos, se profundiza; aparecen las diferencias, las “cosas” no tan buenas, los detalles, pero entonces se trabaja, se construye, se hace: amor… sentimiento puro y simple.

    Con lo único qué tal vez no esté tan de acuerdo es con el amor incondicional, en ese sentido de “haga lo que haga”; creo que, como dije antes, el amor de verdad, positivo y duradero, se construye y con muchos “materiales”… pero tal vez esto sea hilar muy fino, entraríamos en reflexiones sobre educación y psicología, de años y años de estructuras y paradigmas que, tal vez, deberíamos, sino romper, al menos cuestionar.

    Me encanta este espacio, como los otros, donde se es libre de “pensar” junto con vos y construir estos hermosos puentes… gracias Emilio.

    Un beso 💋

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues estamos de acuerdo con Paty, efectivamente.

      Y estoy también de acuerdo con la salvedad que haces. El amor de una madre suele ser incondicional, pero creo que esa incondicionalidad nunca debe traducirse en gestos amorosos cuando el ser querido (los hijos, en este caso) hace daño. Es importante actuar con justicia, proporcionalidad y coherencia. Y no podemos justificar con nuestro amor el daño que hace alguien a otro ser. Hay límites que si los superamos estamos convirtiendo este mundo en un peor lugar para vivir.

      Y a mi me encanta que tengamos la oportunidad de charlar, de contrastar, de enriquecernos con estos diálogos que nos permiten aprender a vivir y aprender a amar. Perdón!!! Me corrijo: que nos permiten aprender a vivir el amor. Gracias por dar vida a esta posibilidad!!!

      Beso y abrazo!!! Fuerte y grande...

      Eliminar
  5. qué bueno reir cmo esos niños. la risa cura, sana, renueva. Gracias pro compartir tu reflexión. Te espero por mi blog. Estamos propniendo algunos retos domingueros. Sería muy bueno leerte por alli. Abrazo para vos. Susana


    https://somosartesanosdelapalabra.blogspot.com/2022/03/desayunos-artesanos-volumen-ii.html

    ResponderEliminar